Al pie de la carretera y ligeramente alejada del núcleo urbano encontramos la iglesia dedicada a San Miguel. Fue edificada entre los siglos XII y XIII, aunque fue profundamente reformada durante el siglo XVII.

Está formada por una sola nave, rematada al este por un gran ábside semicircular liso. En su parte central se abre un gran ventanal, que fue cegado durante la construcción del retablo barroco dedicado a San Miguel.

Algunas de los canecillos en los que se apoya el tejado del ábside, mantienen aún su decoración. Podemos ver dos decorados con una cabeza humana, uno con tres bolas y otro con un entrelazado.

A principios del siglo XVII se añaden unas estancias y un atrio en el lado sur, así como una robusta torre. Sabemos la fecha de su construcción gracias a una apertura defensiva en la que hay grabado el año 1608.

Protegida por el atrio del siglo XVII encontramos la puerta de entrada.

Sobre ella hay un crismón trinitario, que recientemente se ha dejado totalmente a la vista.

En este atrio se conserva otro crismón, en este caso reaprovechado.

El interior del templo es puramente barroco, sin que se pueda vislumbrar ninguna huella románica. Sólo podemos ver de esta época la sencilla pila bautismal, situada a los pies de la nave, bajo el coro elevado.